Los mineros atrapados en las entrañas de Chile volvieron el miércoles a ver la luz del sol y a abrazar a sus familiares, en un emotivo rescate que puso fin a dos meses de encierro bajo tierra y se ha ganado un lugar en la historia.
Entre gritos de felicidad, aplausos y festejos, 28 de los 33 mineros que estuvieron 69 días en las fauces de la mina San José, en el Desierto de Atacama, emergieron a la superficie en una cápsula con los colores patrios de Chile, que fue izada por un estrecho y caluroso túnel de 622 metros de roca sólida.
Los trabajadores restantes se preparaban para subir en un operativo de rescate que avanzaba más rápido de lo esperado y podía terminar esta misma noche, poniendo broche de oro a uno de los mayores hitos de supervivencia bajo tierra.
Los mineros habían quedado atrapados en un refugio de emergencia de la mina de cobre y oro San José por un derrumbe el 5 de agosto que desató especulaciones iniciales de que habían muerto.
Pero las esperanzas se encendieron cuando 17 días después lograron enviar, por un hoyo abierto durante las operaciones de búsqueda, un papel manuscrito diciendo que estaban vivos y en buen estado.
"Bienvenido de vuelta a la vida", dijo el miércoles el presidente chileno, Sebastián Piñera, al minero Carlos Bugueño, de 27 años, estrechándolo en sus brazos.
Millones de personas de todo el mundo seguían la odisea por cadenas televisivas, mientras el meticuloso rescate que comenzó en la medianoche del martes se acercaba a un final feliz.
Los cuerpos de rescate prometieron no parar hasta sacar al último de los trabajadores del interior de la mina.
"Fue el (partido) más duro de mi vida", dijo el minero Franklin Lobos, un ex jugador profesional de fútbol de 52 años que llegó a disputar la Copa Libertadores y que apenas salió de la cápsula comenzó a mostrar su dominio de viejos tiempos con una pelota que le obsequiaron.
Los mineros eran trasladados por procedimiento a un hospital móvil en el campamento y luego a un centro médico en la vecina ciudad de Copiapó, aunque hasta ahora todos mostraban buena salud.
Solamente uno presentaba un cuadro de neumonía y estaba siendo tratado con antibióticos, dijo a periodistas el ministro de Salud, Jaime Mañalich.
Los mineros emergían enfundados en trajes especiales para enfrentar la abrupta diferencia térmica entre la mina y la superficie y lentes oscuros para protegerlos de la luz.
"Nacimos todos de nuevo. El corazón se me salía", comentó Yessenia Segovia, al ver el ascenso de su hermano Víctor, que fue quien escribió decenas de páginas dentro de la mina con la historia de la tragedia.
Mientras caía la noche, poco a poco el campamento junto a la mina, bautizado con el nombre Esperanza, se iba despoblando. Los familiares de los mineros ya rescatados enfilaban para sus casas y algunos periodistas comenzaban a empacar sus cámaras.
UN RESCATE QUE ACERCO A TODOS
En un gesto que acercó a dos vecinos con viejos pleitos territoriales, el mandatario chileno recibió junto a su colega de Bolivia, Evo Morales, al único minero boliviano que salió de la tierra en la cápsula diseñada en conjunto con la NASA.
Morales agradeció a los mineros chilenos por cuidar a su "hermano" Carlos Mamani y ofreció llevarse a Bolivia a su compatriota con trabajo incluido.
Pero el trabajador dijo que quería pensarlo, según uno de sus diez hermanos que viajó con otros familiares 35 horas desde la ciudad de Cochabamba hasta el hospital de Copiapó.
"Es un chileno más, así deberíamos ser todos los países, todos hermanos", dijo sobre Mamani Víctor Zamora, otro de los rescatados, cuando lo ingresaban al hospital de campaña.
Otro de los rescatados, Edison Peña, un fanático de la leyenda del Rock and Roll Elvis Presley, recibió una invitación desde Estados Unidos para visitar la mansión del fallecido artista.
En la madrugada del miércoles, bocinas y aplausos llenaron el aire y campanas repicaron en ciudades del país, mientras la mina iba pariendo uno a uno a los trabajadores.
Después de respirar aire fresco por primera vez en dos meses, el minero Mario Gómez contó lo que vivió a los presidentes de Chile y de Bolivia.
"Lo único que quería era llegar arriba. La vida es una sola y aquí uno piensa que tiene que cambiar. Yo cambié, soy un hombre distinto", dijo Gómez.
Con un humor a prueba de balas, Mario Sepúlveda, el segundo minero en ser rescatado, abrió un bolso al salir y le entregó pedazos de roca del fondo de la mina al presidente y otros funcionarios.
"Estuve con Dios y estuve con el diablo, me pelearon, me ganó Dios. Me agarró de la mejor mano", dijo horas después Sepúlveda, rodeado de sus familiares, en declaraciones transmitidas por la televisión estatal chilena.
El operativo de socorro fue elogiado por el presidente estadounidense Barack Obama.
"Este rescate es un homenaje no sólo a la determinación de los trabajadores de rescate y al Gobierno chileno, sino también a la unidad y la determinación de los chilenos, que ha inspirado al mundo", sostuvo.
Y no fue el único en felicitar a Chile. Piñera recibió llamados de sus colegas de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, de Argentina, Cristina Fernández, de Perú, Alan García, de México, Felipe Calderón y también del venezolano Hugo Chávez.
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