“Es verdad que cuando uno debe tratar o emprender algo importante, tiene que pensarlo o meditarlo muy seriamente o, por así decirlo, debe rumiarlo cuidadosamente; pero, una vez ponderado bien el asunto por su cuenta, o pedido consejo, no debe vacilar más en poner mano en la obra, ya que lo que más se exige en la vida espiritual es la rapidez y prontitud”
(San Antonio María Zaccaria carta 2)
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“Es necesario que en tu obra seas perseverante, pues muchos empiezan bien gallardamente, pero después cesan por lo largo que es. Quien se fastidia por lo cansadoras que son las contrariedades a lo largo que es la obra, sepa que ya dejó la victoria al enemigo antes de cambiar”
(San Antonio María Zaccaria constituciones capítulo 18)
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“Nosotros, pues, cautivados por las cosas visibles, presentes en todo momento y además necesarias, ¿podremos dejarlas de amarlas, si un amor más grande no nos apremia? No lo creas; sin duda el odio de una cosa nace del amor para las celestiales”
(San Antonio María Zaccaria Sermón 4)
“… es oportuno recordar que no debemos desear y buscar el sumo grado de perfección para ser superiores a los demás, sino para colocarnos bajo los pies de todos”.
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“Ánimo, Hermanos, si hasta ahora hubo en nosotros irresolución, desterrémosla a una con la negligencia, y echemos a correr como locos no sólo hacia Dios, sino también hacia el prójimo, el cual nos ofrece el medio de dar a Dios lo que no podemos darle directamente, no teniendo él necesidad de nuestros bienes”
(San Antonio M. Zaccaria carta 2)
