Desde que el hombre comenzó a desarrollarse, la comunicación empezó a ser una de sus necesidades básicas. Porque por medio de la comunicación -verbal o no- él hombre interactúa con el mundo, visto que es un ser de relaciones y no vive aislado.
Así, la comunicación debe ser comprendida como un hecho antropológico, pues en un sentido más amplio de la palabra se entiende como un compartir. Por eso es importante que, al transmitir una información, ocurra la comprensión para que haya comunicación, sea ella verbal o no verbal. Pues si al transmitir el mensaje el otro no lo comprende, la comunicación no ocurrió.
Frente a eso es importante mirar que para comunicar no basta simplemente interactuar con el medio en que se vive, es importante que el locutor exprese de forma clara sus pensamientos y sentimientos. Sin embargo, también es necesario que quien hable esté abierto a escuchar al otro atentamente, de manera que en el caso que se necesite su intervención sea capaz de dar una respuesta adecuada y proseguir el diálogo. En este sentido la escucha es importantísima en la comunicación, pues escuchar no se reduce simplemente a “oír” lo que la otra persona dice, sino prestar atención buscando el significado no solamente en el mensaje sino también en la persona que habla, pues de esta forma se evita que sea emitida una opinión antes que el interlocutor termine de expresar su pensamiento. Por eso la comunicación es un hecho antropológico importante, toda vez que de ella “depende” la calidad de nuestras relaciones.
En este mismo contexto podemos decir que la evangelización es comunicación, pues existen sujetos que hablan y otros que escuchan y en un cierto momento hay un cambio de posición de los sujetos, empezando un diálogo que puede llevar nuevas informaciones y producir conocimientos.
Un grande ejemplo lo tenemos en Pablo Apóstol que fue un gran comunicador en su época, aunque no tuviese a disposición computador, teléfono, entre otros, que hoy en día tornan más fácil el comunicar. Pero utilizaba los recursos técnicos de su época (cartas) para mantenerse en contacto con las comunidades cristianas y hacer que el evangelio llegase a los lugares más distantes sin descuidar también de los que estaban cerca a él.
Es importante recordar que las cartas escritas por Pablo, dirigidas a personas distintas, no se reducen a aspectos doctrinales y tampoco sustituyen en contacto físico. Más bien en ellas se hace presente el cariño enorme de Pablo hacia sus destinatarios y el deseo de estar cerca de ellos. Es lo que queda evidente cuando escribe a la comunidad de Corinto: “Yo iré a verlos, después de atravesar Macedonia donde estaré de paso. Tal vez me quede con ustedes algún tiempo, a lo mejor durante todo el invierno, a fin de que me ayuden a proseguir viaje hasta el lugar de mi destino. Porque no quiero verlos sólo de paso, sino que espero quedarme algún tiempo entre ustedes, si el Señor lo permite." (1Cor 16,5.7).
Un aspecto importante en la vida de Pablo es su manera de comunicar: él no utiliza un lenguaje rebuscado y adecua su lenguaje al destinatario. Pablo tuvo la capacidad de hacer una adaptación del evangelio al lenguaje y al contexto cultural en el cual vivió. Vale recordar que mientras Jesús utilizaba elementos del campo (semillas, pastor, ovejas…), Paulo -proveniente de la ciudad (Tarso)- utilizaba elementos de la misma (estadio, competición, combate…). Y así se puede constatar como Pablo buscaba el lenguaje “correcto” y medios “adecuados” para dar una respuesta clara y precisa a las exigencias de su tiempo.
En fin, comunicar hoy no es que sea una tarea difícil, pero exige de nosotros un esfuerzo constante de escucha y atención. Exige una formación constante, donde podamos percibir los cambios que existen en nuestra sociedad para que seamos capaces de dar respuestas coherentes a las exigencias actuales. Ser comunicador y evangelizador no es simplemente conocer la palabra; más que eso, es saber actualizarla y hacer que llegué de forma sencilla a los corazones de todos los creyentes y no creyentes, griegos, judíos y todos aquellos que desean escucharla.
Por. Dom. Rafael Borges - CRSP
0 comentários:
Publicar un comentario