“Sólo una verdadera renovación personal permite una renovación comunitaria y se manifiesta también en las obras que el hombre realiza”
La renovación personal es ante todo una experiencia de Dios, un cambio de vida, pero no un cambio de palabras tiradas en el aire, sino que estas palabras deben ser traducidas en hechos de vida, como Dios nos ha enseñado. Sin embargo no es fácil, pero lo importante es intentar, buscar formas que hoy día no existen o que se existen están olvidadas.
Nosotros como futuros religiosos, es decir, seguidores de Dios, tenemos una gran misión, ser los renovadores e innovadores de este mundo ahogado en una total y completa indiferencia, tanto en relación a Dios, a los demás y principalmente a sí mismo. Hay que saber mirar los signos de los tiempos muy bien, sin equivocaciones, con una mirada más allá de la que experenciamos y la oración es el factor fundamental en esta complicada pero no imposible misión.
Nuestro Fundador San Antonio María Zaccaria siempre decía que la verdadera renovación personal es aquella que permite una renovación de modo comunitaria y que sus frutos resultan en las obras, actos y acciones que el ser humano realiza, por lo tanto, cada uno debe tener conciencia de su condición de discípulo del Señor, es decir, uno debe donarse totalmente en el amor hacia a los hermanos y hacia sí mismo.
Por: Dom.Mauro M. Cantanhede-CRSP
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