El gesto de recibir al Papa en la ciudad marca un hito en las JMJ. Junto con reconocer al Pastor de la Iglesia como signo de unidad entre los católicos, se testimonia que la Iglesia es una gran familia.
Benedicto XVI, siguiendo la tradición de su antecesor, convoca a los jóvenes del mundo entero y la ciudad de Madrid les abre las puertas para su encuentro cara a cara.
El Pontífice llegó al aeropuerto de Barajas por la mañana donde fue recibido por los Reyes de España. Luego, en la Puerta de Alcalá, el Alcalde Madrid, le dio las llaves de la cuidad. El Papa atravesó este histórico monumento escoltado por jóvenes representantes de los distintos Continentes. Y después avanza hasta llegar al centro de la ciudad, en Cibeles, para decir que Madrid se ha transformado en la capital juvenil del mundo.
Aunque se habla de un millón de peregrinos, es difícil estimar una cifra porque los asistentes desbordaban tanto el perímetro de la Plaza Cibeles como las calles convergentes. Varios miles de banderas y voces aclamaron al sucesor de san Pedro. Para lograrlo muchos fueron capaces de llegar hasta siete horas antes.
Por sus condiciones de alojamiento, los jóvenes chilenos se acercaron lo que más pudieron al escenario central desde distintas rutas de acceso. Nadie queda indiferente con los constantes “C-H-I…” y los juegos que, pese al calor de la tarde, amenizan la larga espera de quienes se sumaron agradecidos.
En su mensaje el Papa instó a los jóvenes a aprovechar estos días de Jornada para conocer más al Señor, para acercarse más a él para ser protagonistas en la búsqueda de la verdad y del bien. A construir sociedad con estos valores y a edificar sus proyectos de vida fundamentados en la fe en Jesús. Tener pautas de conductas semejantes a las de Jesús, siendo “pobres de espíritu, hambrientos de justicia, misericordiosos, limpios de corazón y amantes de la paz”.
Finalmente el Bendicto XVI se retira siendo coreado por la juvenil multitud, en un gesto de lealtad y comunión. Poco a poco los peregrinos hacen lo propio, volver al descanso y prepararse para las actividades que siguen, entre las que se destaca el tradicional Vía Crucis por las calles céntricas de la cuidad.
Fuente: www.madri2011.cl
El Pontífice llegó al aeropuerto de Barajas por la mañana donde fue recibido por los Reyes de España. Luego, en la Puerta de Alcalá, el Alcalde Madrid, le dio las llaves de la cuidad. El Papa atravesó este histórico monumento escoltado por jóvenes representantes de los distintos Continentes. Y después avanza hasta llegar al centro de la ciudad, en Cibeles, para decir que Madrid se ha transformado en la capital juvenil del mundo.
Aunque se habla de un millón de peregrinos, es difícil estimar una cifra porque los asistentes desbordaban tanto el perímetro de la Plaza Cibeles como las calles convergentes. Varios miles de banderas y voces aclamaron al sucesor de san Pedro. Para lograrlo muchos fueron capaces de llegar hasta siete horas antes.
Por sus condiciones de alojamiento, los jóvenes chilenos se acercaron lo que más pudieron al escenario central desde distintas rutas de acceso. Nadie queda indiferente con los constantes “C-H-I…” y los juegos que, pese al calor de la tarde, amenizan la larga espera de quienes se sumaron agradecidos.
En su mensaje el Papa instó a los jóvenes a aprovechar estos días de Jornada para conocer más al Señor, para acercarse más a él para ser protagonistas en la búsqueda de la verdad y del bien. A construir sociedad con estos valores y a edificar sus proyectos de vida fundamentados en la fe en Jesús. Tener pautas de conductas semejantes a las de Jesús, siendo “pobres de espíritu, hambrientos de justicia, misericordiosos, limpios de corazón y amantes de la paz”.
Finalmente el Bendicto XVI se retira siendo coreado por la juvenil multitud, en un gesto de lealtad y comunión. Poco a poco los peregrinos hacen lo propio, volver al descanso y prepararse para las actividades que siguen, entre las que se destaca el tradicional Vía Crucis por las calles céntricas de la cuidad.
Fuente: www.madri2011.cl
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