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Congregó en la Catedral Metropolitana a las más altas autoridades del país Monseñor Ricardo Ezzati: “La Patria, un patrimonio que es regalo y tarea”

Una profunda reflexión acerca del acontecer nacional, desde una mirada evangélica, formuló el Arzobispo de Santiago, monseñor Ricardo Ezzati, en el Te Deum Ecuménico de Fiestas Patrias, este domingo 18 de septiembre de 2011.


“Las dificultades del momento presente constituyen una oportunidad, irrepetible y desafiante de pensar y proyectar lo más bello y lo más noble de nuestra identidad; oportunidad que es también responsabilidad de hacerlo sobre roca firme, sobre consistencias inconmovibles, arraigados, edificados en Cristo, firmes en la fe (Col. 2,7) o, como recordaba Jesús en el texto evangélico según San Juan, “unidos a la Vid”, porque sólo así podemos fructificar abundantemente”, expresó el pastor. Y agregó: “En esta tarea, nadie sobra. Todos estamos invitados a ser ‘artesanos’, es decir, trabajadores conscientes y responsables del rico patrimonio que pasa por nuestras manos”.

Solemnidad

La Acción de Gracias por la Patria se desarrolló en el principal templo católico del país, hermosamente iluminado y dispuesto con la solemnidad que esta ocasión lo requiere. El ingreso del Presidente de la República, quien fue acogido en la entrada principal por el Deán de la Catedral, monseñor Juan Suárez, y el Canciller del Arzobispado, padre Oscar Muñoz, marcó el momento para el inicio de la celebración. Ésta comenzó con un saludo cantado en décimas por el cantor a lo divino Francisco Astorga, acompañado de guitarrón, en el que destacó la solidaridad de los chilenos en momentos de dolor, como la tragedia de Juan Fernández, y las demandas por una mejor educación.

Luego, monseñor Ricardo Ezzati dio la bienvenida al Jefe de Estado, su esposa y a todas las autoridades civiles, militares y religiosas presentes. Entre estas últimas destacó la presencia del nuevo Nuncio Apostólico, monseñor Ivo Scapolo, y del cardenal Francisco Javier Errázuriz. También asistieron delegaciones de parroquias, capillas, colegios y movimientos apostólicos.

La liturgia ecuménica de la Palabra fue seguida atentamente por todos los presentes y en ella participaron el pastor Pablo Álvarez, presidente de la Sociedad Bíblica de Chile, quien proclamó la primera lectura. El Salmo 66 fue interpretado por el coro de 200 voces y la orquesta especialmente formada para esta ocasión, integrada por 25 músicos. El Evangelio fue cantado por monseñor Sergio Abad, Arzobispo Metropolitano de la Iglesia Ortodoxa del Patriarcado de Antioquía, quien cantó el Evangelio.

Homilía: “La Patria, un patrimonio que es regalo y tarea”

En la homilía, monseñor Ezzati ofreció una profunda reflexión acerca del acontecer nacional, desde una mirada evangélica. Al comenzar su mensaje, el Arzobispo de Santiago dijo que este encuentro es para dar gracias a Dios por los dones recibidos y pedirle su ayuda para seguir el “camino de la justicia, la prosperidad y la paz”.

Luego, al referirse al sentido del concepto Patria, expresó: “¡Cuantos valores humanos, sociales, morales y espirituales encuentran espacio en este concepto y cuántos propósitos de vida, de generosidad, de justicia y solidaridad brotan de él para toda persona y para la comunidad humana que vive bajo el mismo cielo y comparte la misma tierra!”.

Señaló el pastor que el Bicentenario de la Independencia nacional y los 200 años del Congreso Nacional fueron ocasión para un reencuentro con el “alma de Chile”, al reaccionar todos “unidos como una gran familia, con hondo dolor, con gran solidaridad, y con una profunda fe” en acontecimientos como el terremoto de 2010, el recate de los mineros, la muerte de los reos de la cárcel de San Miguel el accidente en el archipiélago Juan Fernández.

Respecto de las movilizaciones sociales de los últimos meses, invitó a una reflexión sincera y profunda. Y a preguntarse: “¿No encierran sueños y anhelos de una humanidad más plena, más justa y solidaria? ¿Cómo discernir las semillas de verdad que contienen y cómo recoger los auténticos desafíos que postulan? La respuesta que escuchamos es simple y compleja a la vez: soñamos con “progresar”. El progreso pareciera ser la esperanza de la sociedad globalizada y de nuestra propia sociedad”.

Más adelante, monseñor Ezzati indicó cuál es el patrimonio que estamos llamados a cuidar y transmitir: “En primer lugar, es el respeto irrestricto y el amor a la vida. Todos los habitantes de la patria tienen derecho a una vida plena, propias de hijos de Dios, vivida en condiciones más humanas y más digna (…) Los niños y los jóvenes. Ellos representan un enorme potencial para el presente y el futuro del país (…) La aspiración constante a un estilo de vida de mayor justicia, integración y solidaridad (…) El trabajo es un derecho fundamental y un bien para las personas (…) Patrimonio de Chile es su magnífica y exuberante naturaleza y sus recursos naturales. Por eso, “damos gracias al Señor por el don de la creación (…) La religiosidad popular, especialmente la devoción mariana”.

Al concluir, el Arzobispo de Santiago dijo que las dificultades presentes son “una oportunidad, irrepetible y desafiante de pensar y proyectar lo más bello y lo más noble de nuestra identidad; oportunidad que es también responsabilidad de hacerlo sobre roca firme, sobre consistencias inconmovibles, arraigados, edificados en Cristo (...) En esta tarea, nadie sobra.”

Emotivo momento de las ofrendas

Un momento de especial recogimiento y gran emotividad, en el contexto de los últimos acontecimientos vividos en el país, fue la presentación de las ofrendas, donde se hicieron diversos recordaron esos hechos. El primero de ellos fue la presentación ante el Cristo de la Primera Junta de Gobierno de Chile de una bandera y dos cirios, que hicieron presente el trabajo de miles de voluntarios que sirven en distintos ámbitos a los chilenos, especialmente resaltado en la ofrenda de sus vidas de las víctimas del accidente aéreo en el archipiélago Juan Fernández.

Después se llevaron al altar las ofrendas económicas recogidas para ir en ayuda de los afectados por la hambruna en Somalia, África. Finalmente, un joven, un adolescente y un niño llevaron flores, como signo de esperanza y compromiso de una mejor educación en Chile.

Las necesidades del país estuvieron nuevamente presentes en las oraciones que representantes de los credos cristianos hicieron a Dios, para que Él bendiga con sus dones a esta nación. También se unieron a las peticiones de las iglesias cristianas representantes de las comunidades judía y musulmana en Chile.

En un ambiente de recogimiento y reflexión profunda acerca de la vida de la nación, sus necesidades y dones recibidos, creado por la homilía, las ofrendas y las oraciones, la orquesta y coro interpretaron el tradicional himno de Te Deum, que resonó potente en la Catedral Metropolitana. Con la misma fuerza, ahora con las voces de todos los presentes, se interpretó el Himno Nacional de Chile.

Finalmente, monseñor Ricardo Ezzati impartió la bendición a todos los asistentes a esa solemne ocasión, poniendo término su desarrollo. Luego se dirigió a la tribuna presidencial para despedir al Mandatario, a los presidentes el Senado y la Cámara de Diputados y al presidente de la Corte Suprema. El propio Arzobispo acompañó a hasta la puerta principal del templo al Jefe de Estado, con lo cual se puso término al oficio de acción de gracias.





Fuente:Iglesia.cl

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