En la jornada vocacional, insertados en nuestros colegios, buscamos compartir con los jóvenes nuestras alegrías y mostrar el sentido de nuestra existencia en el mundo.
Zambullirse con madurez en las sendas de la educación, proporciona la posibilidad de descubrir un universo que, más allá del complejo protocolo exigido por la burocracia actual, ofrece un “terreno” anhelante por un sentido sólido de la vida y de su ser y estar en el mundo. En otros términos, en estos días en el colegio El Salvador, ubicado en San Vicente –Chile, experimenté y conocí de forma más cercana el colosal valor de la evangelización a través de la educación. Los alumnos ansían descubrir y descubrirse en el mundo; la educación debe tener bases sólidas para ayudarles a adquirir la forma más sana de vivir estas búsquedas.
Dios nos llama a la vida y nos regala la vocación, renovar la iglesia es nuestra misión; El tema de nuestro encuentro nos lleva a reflexionar que la vocación que Dios regala a cada uno, además de ser la “herramienta” que nos ayuda a acercarse a los que están en nuestro alrededor, ofrece la posibilidad de vivir una renovación particular que encuentra su desarrollo en la renovación de la comunidad cristiana. Nuestra tarea como religiosos en las escuelas, es de hacer con que los alumnos a través de las ciencias, artes… descubran la belleza del amor de Dios, logren entender el valor de la vida y descubran cuál es su misión en el mundo.
Alabado sea Dios por la vida de nuestros misioneros de la educación. Que con las bendiciones celestes y iluminados por el carisma zaccariano, logremos escribir nuestra historia en el sendero de la educación con rectitud.
Por: Dom Cavalcante Júnior-CRSP
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