Mi percepción es que los riesgos actuales de la juventud tienden a ser los mismos de siempre en el fondo; la seducción por mensajes de contenido fuerte, de fácil comprensión, de aparente profundidad y de fácil aplicación sobre la realidad a modo de gafas omnipotentes.
Primer ejemplo: [Capitalismo Salvaje] el modo simplista “de derecha” de discurrir de quienes están de acuerdo con la libre competencia, y la vigencia casi omnipotente de las libres regulaciones del Mercado, que tienen su modo simplista de aplicar gafas de realidad sobre todas y cada una de las cosas de la vida, sobre el arte, sobre la economía, sobre la familia, y dirán, por ejemplo, sobre el Arte (que será mi campo común en adelante) que [ejemplo] “este es libre y debe intentar tener el éxito necesario según las ventas, difusión y popularidad de las propuestas”, y que “el Arte genuino es aquel que finalmente logra su valoración en un mercado que lo sustenta y lo hace palmario”.
Otro [ Politiquería Panfletaria de Izquierda] es el modo de discurrir de la izquierda marxista política que quiere traspasar sus maneras de ver la realidad, entonces si se trata de arte dirán [ejemplo] “el arte proletario es aquel que libera al pueblo, y le muestra el camino de la justicia y la liberación de la opresión, por lo tanto todo arte debe ser políticamente adecuado a los intereses de las mayorías, para servirlas y obedecerlas”.
Pero ojo, [Fanatismo Religioso] que también desde los ámbitos de la fe se pueden tener estas gafas simplistas y bastante poderosas y capaces de impresionar a los jóvenes. Estas gafas permiten decir que [ejemplo] “el verdadero arte es el que pone por sobre todas las cosas de este mundo a Dios, y que el arte verdadero es el que nos muestras las bellezas de Dios sobre la creación y por lo tanto debe ser Dios el tema principal y prioritario en estas dedicaciones”
Como verán, el riesgo de nuestros jóvenes va por la compra directa de estas gafas de realidad que, desde su propia ausencia de experiencia y actividad intelectual moderada tanto por la espiritualidad como por la razón, les dan una percepción directa, potente e inmediata de poder ver y explicar el mundo desde posiciones absolutistas, miopes y restringidas pero asentadas sobre la libre y espontánea capacidad de articular lenguaje desde superestructuras conceptuales burdamente aplicables en cada situación de la vida.
Desde cada una de cualquiera de estas metafóricas gafas, y desde otras también, se logran resultados nefastos para nuestros jóvenes , pues ellos, desde su idealismo actuarán mal si se entregan a estas apariencias de realidad que no son sino caricaturas de producción de conocimiento.
Estas metafóricas gafas anulan las capas más profundas de la capacidad de pensamiento, y dejan a las personas entregadas a sus obnubilados hallazgos de facilidad de construcción de pensamientos casi automáticos.
La ecuanimidad, la mesura, la tolerancia, la honradez, la originalidad, la autenticidad distan mucho de sentirse bien acogidas en este mundo de simple facilismo lingüístico, donde estas sentencias, muy accesibles para tantos de un modo tan rápido, hacen estragos y provocan argumentaciones y acciones tan ciegas, automáticas y contestatarias como las que últimamente hemos visto en televisión a raíz de las noticias que genera el Movimiento Estudiantil, ytambién algunos de sus detractores más simplistas.
Es evidente que muchas personas en estos conflictos han saliudo a la calle armados de un arsenal de frases hechas y de respuestas “superestructurales” como las que aludó aquí.
Finalmente concluyo mi comentario aseverando que esta acción de superestructurar cualquier campo o disciplina de acción del hombre es de suyo violenta, al no permitirle sus propios giros y evoluciones, marcándole un inicio y un destino conocido a cualquier “giro semántico” que se desee proponer.
Los adultos debemos tener mucho cuidado para poder sorprendernos emitiendo juicios de esta naturaleza invasiva y violenta sobre las disciplinas y acciones de los hombres, ya que es muy fácil, muy efectivo y muy directo el acceso a tales maneras de hablar y de “discurrir”, quedando las cosas siempre donde las queremos dejar, sin enfrentarnos nosotros mismos a las inevitables y honestas disyuntivas, donde la capacidad de apertura hacia potenciales errores propios quedan completamente cerradas.
Tales son los peligros de los jóvenes, y de los adultos también, cuando estos no supieron o no pudieron encontrar el propio camino hacia sus propios pensamientos.
Por: Sergio Meza
Fonte: Colégio el Salvador
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