Nuestra Agenda: Dia 01/11 - Missa pelos Defuntos, Padres y Hermano(parentes, amigos e Religiosos de la Congreción)--- Dia 07/11 - Missa de envio das Imagens de Nossa senhora e Mês de Maria em Chile--- Dia 11/11 - Aniversario do Sem.Christian Virgílio--- Dia 08/11 - Missa e Benção da Gruta de Lurdes, na Comunidad San Pablo--- Dias 19/11 - Nossa Senhora da Divina Providencia- Rainha e Padroeira dos Padres Y Irmãos Barnabitas( PROFISSÃO PERPETUA DO RELIGIOSO FRANCISCO JAVIER-Crsp Y MINISTÉRIOS DE NELSON MAIA-Crsp E MAURO HENRIQUE -Crsp --- Dia 20/11 - Adoração com os Leigos de San Pablo --- Dia 22/11 - Aniversario do Pe.Paulo Tallep-Crsp

¿Qué es Adviento?

Adviento es un tiempo cuyo nombre (adventus) significa “venida”. Al revivir la espera gozosa del Mesías en su Encarnación, preparamos el Regreso del Señor al fin de los tiempos : Vino, Viene, Volverá.

Jóvenes están llamados a ser "centinelas del mañana"

"Los jóvenes y adolescentes representan un enorme potencial para el presente y futuro de nuestra iglesia, y para nuestro pueblo, como discípulos y misioneros del señor Jesús."

Noviembre en Chile: Mes de María

Que la madre de Dios ruega por nuestros seminaristas y Religiosos Barnabitas, en este mes bendito y dedicado a ella.Viva la Reina de Chile y también la madre de la América Latina.

Barnabitas 47O anos

Depois de dois séculos de devoção à Nossa Senhora de Nazaré em Belém, foram eles que passaram a zelar por essa tradição religiosa, planejaram a construção da Basílica Santuário.

Peregrinación al Santuario de Santa Teresa de Los Andes

Fue una fiesta de gran alegría, marcada por la gran diversidad de jóvenes, adultos, e incluso niños, que peregrinaron a lo largo de 27 kilómetros bajo un sol abrasador.

Primer Encuentro de CFIVE

En el segundo domingo de Octubre, tuvimos en nuestra Parroquia Madre de la Divina Providencia el primer Encuentro de Catequesis Familiar Iniciación a la Vida Eucarística (CFIVE).

Catequesis Familiar Iniciación a la Vida Eucarística

Tuvimos en nuestra Parroquia la primera reunión de preparación al Primer Encuentro de Catequesis Familiar Iniciación a la Vida Eucarística (CFIVE).

MOMENTO DE FORMAÇÃO: Hóstia. O que significa?


Papa Bento XVI Celebrando a Eucaristia

Hóstia: O que a palavra lhe sugere?

Os cristãos adotaram a palavra hóstia para referir-se ao Cordeiro

Certa vez, pensando sobre o "Sacramento da Caridade", me fiz a seguinte pergunta: Por que será que costumamos associar "eucaristia" com "hóstia".

Fala-se em adorar a hóstia, ajoelhar-se diante da hóstia, levar a hóstia em procissão (na festa de Corpus Christi), guardar a hóstia... Uma criança chegou certa vez para a catequista e perguntou: "Tia, quanto tempo falta para eu tomar a hóstia?" (Referia-se à primeira comunhão).
Tive então a idéia de ir atrás da origem da palavra "hóstia". Corri para um dicionário (aliás, vários), e me dei conta que esta palavra vem do latim. Descobri que, em latim, "hóstia" é praticamente sinônimo de "vítima". Ao animal sacrificado em honra dos deuses, à vítima oferecida em sacrifício à divindade, os romanos (que falavam latim) chamavam de "hóstia". Ao soldado tombado na guerra vítima da agressão inimiga, defendendo o imperador e a pátria, chamavam de "hóstia". Ligada à palavra "hóstia" está a palavra latina "hóstis", que significa: "o inimigo". Daí vem a palavra "hostil" (agressivo, ameaçador, inimigo), "hostilizar" (agredir, provocar, ameaçar). E a vítima fatal de uma agressão, por conseguinte, é uma "hóstia".
Então, aconteceu o seguinte: O cristianismo, ao entrar em contato com a cultura latina, agregou no seu linguajar teológico e litúrgico a palavra "hóstia", exatamente para referir-se à maior "vítima" fatal da agressão humana: Cristo morto e ressuscitado.
Os cristãos adotaram a palavra "hóstia" para referir-se ao Cordeiro imolado (vitimado) e, ao mesmo tempo ressuscitado, presente no memorial eucarístico.
A palavra "hóstia" passa, pois, a significar a realidade que Cristo mesmo mostrou naquela ceia derradeira: "Isto é o meu corpo entregue... o meu sangue derramado". O pão consagrado, portanto, é uma "hóstia", aliás, a "hóstia" verdadeira, isto é, o próprio Corpo do ressuscitado, uma vez mortalmente agredido pela maldade humana, e agora vivo entre nós feito pão e vinho, entregue para ser comida e bebida: Tomai e comei..., tomai e bebei...
Infelizmente, com o correr dos tempos, perdeu-se muito este sentido profundamente teológico e espiritual que assumiu a palavra "hóstia" na liturgia do cristianismo romano primitivo, e se fixou quase que só na materialidade da "partícula circular de massa de pão ázimo que é consagrada na missa". A tal ponto de acabamos por chamar de "hóstia" até mesmo as partículas ainda não consagradas!
Hoje, quando falo em "hóstia", penso na "vítima pascal", penso na morte de Cristo e sua ressurreição, penso no mistério pascal. Hóstia para mim é isto: a morte do Senhor e sua ressurreição, sua total entrega por nós, presente no pão e no vinho consagrados. Por isso que, após a invocação do Espírito Santo sobre o pão e o vinho e a narração da última ceia do Senhor, na missa, toda a assembléia canta: "Anunciamos, Senhor, a vossa morte, proclamamos a vossa ressurreição. Vinde, Senhor Jesus".
Diante desta "hóstia", isto é, diante deste mistério, a gente se inclina em profunda reverência, se ajoelha e mergulha em profunda contemplação, assumindo o compromisso de ser também assim: corpo oferecido "como hóstia viva, santa, agradável a Deus" (Rm 12,1). Adorar a "hóstia" significa render-se ao seu mistério para vivê-lo no dia-a-dia. E comungar a "hóstia" significa assimilar o seu mistério na totalidade do nosso ser para se tornar o que Cristo é: entrega de si a serviço dos irmãos, hóstia.
E agora entendo melhor quando o Concílio Vaticano II, ao exortar para a participação consciente, piedosa e ativa no "sacrossanto mistério da eucaristia", completa: "E aprendam a oferecer-se a si próprios (grifo nosso) oferecendo a hóstia imaculada, não só pelas mãos do sacerdote, mas também juntamente com ele e, assim, tendo a Cristo como Mediador, dia a dia se aperfeiçoem na união com Deus e entre si, para que, finalmente, Deus seja tudo em todos" (SC 48).


Frei José Ariovaldo da Silva, OFM
Mestre em Sagrada Liturgia, prof. Inst Teológico Petrópolis

Jóvenes con valor, Jóvenes que confían


 Se vive en un mundo donde muchos jóvenes han perdido el ánimo de vivir. No tienen proyecciones, fuerza  para lograr metas, consistencia para sobre ponerse al desaliento, coraje para hacer propuestas, entusiasmo para cambiar el mundo…
Nuestra cultura es demasiado  sobreprotectora, y ha inutilizado a muchos jóvenes, dándoles todo fácil. No se les presentan grandes retos para que ellos  sean capaces de explotar todo el potencial que DIOS les ha regalado. Es decir, nadie les ha enseñado a ser chicos con valor y confianza, capaces de expresar con libertad  sus propuestas, de ser audaces en lo que tienen que realizar, de tener arrojo en la vida, de ser valientes antes las dificultades…
Además de manifestar el valor y la confianza en la actividad que se tiene para enfrentar la vida, también se muestra  en la espontaneidad con la que una persona se expresa. Veamos a los adultos y niños: ordinariamente , los primeros son más calculadores, fríos, temerosos… en cambio los niños, que conservan su valor y confianza, se expresan con franqueza y sin temor, y esto, los vuelve ocurrentes, gananciosos, espontáneos, encantadores…
El joven ha de buscar no perder la espontaneidad y libertad para expresarse: “primeramente porque tenemos esta esperanza, hablamos con toda  libertad” (2 Co 3,12), pues esto plenifica, realiza a la persona y, como consecuencia, la hace feliz. Claro  que hay que ser realista, pues en la medida que se avanza en la vida hay más dificultades, pero éstas las ha  de afrontar el joven con intrepidez y valentía: “antes habíamos sido insultados y maltratados en Filipo, pero Dios nos ayudó a anunciarles a ustedes su evangelio, con todo valor y en medio de una fuerte lucha” (1 Ts 2,2). Hay que dejar a un lado el miedo, la angustia, el complejo, el qué dirán, superado la conciencia culpable, confiando pela y sinceramente en Dios, pues: “si nuestro corazón no nos acusa, tenemos confianza delante de Dios” (1Jn 3,17), el es nuestra esperanza.
Para tener valor y confianza hace falta  permanecer en Cristo  que: “como hijo de Dios que somos nosotros mismos, si mantenemos la seguridad y la alegría en la esperanza que tenemos” (…)
No pierdan, pues su confianza, porque ella les traerá una gran recompensa (Hb 3,6.10, 35). Cristo está sobre todo poder: Dios despojó de su poder a los seres espirituales que tiene potencia y autoridad, y por medio de Cristo los humilló públicamente, llevándolos como prisioneros en su desfile victorioso. Estoy convencido de que Dios, que comenzó a hacer su buena obra en ustedes, la irá llevando a buen fin gasta el día en que Jesucristo regrese.(Flp 1,6)
El mundo necesita este tipo de jóvenes y cada uno es el candidato que se requiere para transformar la sociedad. No podemos quedarnos como mudos espectadores, hay que arriesgar para ganar, para sí y para los demás.

Fuente: Hermana Socorro Becerra-Hmsp

¿Qué es Adviento?

Adviento es un tiempo cuyo nombre (adventus) significa “venida”. Al revivir la espera gozosa del Mesías en su Encarnación, preparamos el Regreso del Señor al fin de los tiempos : Vino, Viene, Volverá.
        “El tiempo de Adviento tiene dos características: es a la vez un tiempo de preparación a las solemnidades de Navidad en que se conmemora la primera Venida de Hijo de Dios entre los hombres, y un tiempo en el cual, mediante esta celebración, la fe se dirige a esperar la segunda Venida de Cristo al fin de los tiempos.

      Por estos dos motivos, Adviento se presenta como un tiempo de piadosa alegre esperanza”
(Calendario Romano n.39)
Adviento, un tiempo para vivir y celebrar, bajo el signo de “encuentro” entre un Dios que viene al encuentro del hombre, y el hombre en busca de Dios.
Los hombres desean la paz, aspiran a la justicia y la libertad, sueñan felicidad. Desde siempre. De generación en generación, de año en año, a través de los siglos, se prolongan estos anhelos frecuentemente decepcionados.
      En estos llamados y búsquedas de los hombres se expresan las promesas de Dios. La historia de Israel, el pueblo de Dios, es el signo de estas promesas y revelan su realización, conduce a Cristo Jesús y nos lo da.
      Con los deseos y los anhelos de los hombres, la Iglesia, hoy, hace su oración. Nos asegura que Dios cumple sus promesas. En pos del profeta Isaías, con las palabras vigorosas de Juan Bautista, no dice, como la Virgen María que hay que acoger a Cristo.
        Adviento: re-encontrar, en el fondo de sí mismo, todo lo que puede ser salvado; volverse hacia Cristo, que vendrá un día en su gloria, pero que ya está y nos espera. Volverse hacia Cristo es lo que llamamos “Convertirse”. Adviento es tiempo de conversión. Y tiempo de espera.

Desde Adviento hasta el Bautismo del Señor

Las Fiestas del Advenimiento
     Los domingos de Adviento, las festividades de Navidad y la evocación del bautismo de Jesús, forman un conjunto que podemos llamar la celebración de la Venida del Señor, recordando que la palabra “Adviento” significa justamente “advenimiento, venida”.

      Navidad recuerda la Venida del Salvador en la humildad de nuestra carne humana y se desarrolla en múltiples facetas: no sólo la Venida del Niño (noche de Navidad) y el misterio de Verbo hecho carne ( Navidad día), sino también, Dios entrando en el tejido de las relaciones familiares (Santa Familia), y Dios resaltando la misión de María (1° de Enero).
     La Epifanía, mucho más celebrada en las Iglesias de Oriente, nos revela el alcance universal de la Venida de Dios entre los hombres mientras, que el Bautismo inaugura la misión concreta de Jesús, el Salvador: el Espíritu Santo lo consagra como enviado de Dios, al descender sobre Él en su forma visible.

Los Cuatro Domingos de Adviento
1. Cada año, la elección de los evangelios nos hace seguir una progresión en los 4 domingos de Adviento:
  

El primer domingo nos orienta hacia la Venida del Señor al final de la historia y el mensaje es el de la vigilancia El segundo domingo está centrado en la figura de Juan Bautista y el mensaje es el de la paciencia y de la preparación activa para la Venida del Señor;

• El tercer domingo, también centrado en el Bautista, nos orienta con más fuerza hacia la persona de Aquél que viene; el mensaje es el de laalegría por la venida muy cercana;

• El cuarto domingo contempla el misterio de la Encarnación de Dios en María; el mensaje: una preparación profunda del misterio de la Navidad.

2. Adviento no es, pues, una simple preparación de Navidad. Celebra a la vez la última Venida del Señor que dará todo su sentido a nuestra historia; pero también celebra al Señor que viene cada día a nosotros con una presencia muy real, pero que nos da la sed de Él, más fuerte y palpable.

Fuente: Iglesia.cl

Se necesitan jóvenes que profesen su fe

“Jóvenes,  en el corazón y en las manos de ustedes, está el destino de la humanidad” (Juan Pablo II).
             No son pocas las personas que caen hoy en posturas pesimistas e indiferentes frente a los acontecimientos mundiales, marcados por las crisis económicas globales, el resquebrajamiento de las instituciones y los graves daños al medio ambiente.
            En una sociedad que privilegia el individualismo, el hedonismo, el consumo irracional y un imperante relativismo moral, los jóvenes se ven imbuidos en vertiginoso torbellino que los confunde y arrastra hacia profundos sentimientos de vacío.
             Es aquí, donde el mensaje de Cristo, portador de vida, verdad y esperanza, es la respuesta a los interrogantes de la sociedad postmoderna, especialmente para los inquietos jóvenes de este nuevo milenio.
El papa Juan Pablo II, quien tuvo especial afecto y cercanía con los Jóvenes, les dirigió palabras cruciales en uno de sus mensajes: “Jóvenes: sean ustedes portadores de un Cristo Joven, fuerza para el cambio, esperanza firme y semilla de vida eterna.”
Cristo, a través de su iglesia, hace una renovación a los jóvenes para ser portadores de un mensaje de esperanza, constructores de una sociedad en la que la justicia, la solidaridad y la paz sean respuesta a los problemas que enajenan al ser humano: “Jesús les necesita para renovar la sociedad actual”( Benedicto XVI).
 Este nuevo siglo demanda jóvenes que, por su capacidad de discernimiento, no sean víctimas de la manipulación de campañas mediáticas que ofrecen falsos paraísos de placer sin  control, de diversión, de plata y poder.
Se necesitan jóvenes con una conciencia sólida que oriente su actuar, sus decisiones y sentimientos a no ser juguetes de  sus impulsos, jóvenes abiertos a las preguntas fundamentales sobre el sentido de la existencia humana, que no sigan sin criterio las corrientes esotéricas de moda , sino la voz de Dios que da respuesta a sus preguntas. Cada vez es más urgente la presencia de jóvenes que cultiven  la oración y frecuenten los sacramentos, en sintonía con el sentido trascedente de su vida, que puedan decir, con san Agustín: “Señor, nos hiciste para ti, y nuestro corazón estará inquieto hasta que descanse en ti”.
Esta primera década del siglo XXI necesita de jóvenes que pongan el entusiasmo y la vitalidad propias de su edad al servicio de Cristo y de la dignidad del hombre, prontos a la generosidad para con los pobres-enfermos, perseguidos, víctimas de abuso y violencia, puesto que son los predilectos del jóvenes Jesús, que recorrió los pueblos llevándoles su mensaje de vida plena.
Nunca como hoy la humanidad ha necesitado que los Jóvenes vivan plenamente su capacidad creativa, que desarrollen una sólida conciencia crítica que oriente su libertad responsablemente; jóvenes con su afectividad y sexualidad plenamente integradas a su desarrollo personal sin detrimento de su dignidad humana, que tengan presente que fuimos creados a imagen y semejanza de Dios, con capacidad para transmitir la vida.
De forma apremiante, la sociedad, la familia, la iglesia, necesitan jóvenes que den un sí renovado cada día a Cristo, capaces de confesar “tenemos puesta la esperanza en Dios vivo, que es el salvador de todos los hombres”(1Tm4,10).


Fuente: Revista Católica de evangelización

Yo los envío a ustedes




Las movilizaciones sociales de los últimos meses, más allá de los signos ambiguos reportados por la cronología, invitan a una reflexión sincera y profunda. ¿No encierran sueños y anhelos de una humanidad más plena, más justa y solidaria? ¿Cómo discernir las semillas de verdad que contienen y cómo recoger los auténticos desafíos que postulan? La respuesta que escuchamos es simple y compleja a la  vez: soñamos con “progresar”. El progreso parecía se la esperanza de la sociedad globalizada y de nuestra propia sociedad. Pero, si es así, es sabio preguntarse, con la debida seriedad: “¿el progreso cuyo autor y fautor es el hombre y la mujer, en todos sus aspectos, mas humana? ¿la hace más digna de la persona humana?
            Dicho de otra manera, ¿será suficiente fomentar una “antropología instrumental”, es decir, centrada en preparar personas competitivas con el mercado global, capaces de enfrentar los requerimientos de la tecnología más avanzada, olvidado la “antropología de sentido” que se pregunta por la esencia de la persona humana, por su vocación personal y social, que es consciente de sí y de sus talentos y capaz de desempeñarse éticamente en la  vida personal y social?

Son preguntas que debemos hacer-nos especialmente los cristianos, precisamente porque Jesucristo nos ha mostrado la dignidad de cada persona y de todas las personas…
… Las  dificultades de momento presente constituyen una oportunidad, irrepetible y desafiante de pensar y proyectar lo más bello y lo más noble de nuestra identidad; oportunidad de hacerlo sobre roca firme, sobre consistencias inconmovibles, arraigados, edificados en Cristo, firmes en la fe (Col.2, 7) o, como recordaba Jesús en texto evangélico según San Juan, “unidos a la vid”, porque sólo así podemos fructificar abundantemente.
En esta tarea, nadie sobra. Todos estamos invitados a ser “artesanos” es decir, trabajadores consientes y responsables del rico patrimonio que pasa por nuestras mano.

Fuente: Mons. Ricardo Ezatti, Homilía Te Deum 2011 (fragmento)

Para que los jóvenes tenga en Jesús, Vida Abundante


                                                 Diocese de Janaúba-MG
“los jóvenes y adolescentes representan un enorme potencial para el presente y futuro de nuestra iglesia, y para nuestro pueblo, como discípulos y misioneros del señor Jesús. Los son sensibles a descubrir su vocación a ser amigos y discípulos de Cristo. Están llamados a ser ‘centinelas del mañana’ comprometiéndose en la renovación del mundo a la luz del pan de Dios. No temen al sacrificio y la entrega de la propia vida, pero si una vida sin sentido.
            Por su generosidad, están llamados a servir a sus hermanos, especialmente a los más necesitados con todo su tiempo y vida…

            En su búsqueda del sentido de vida, son capaces y sensibles  para descubrir el llamado particular que el señor Jesús les hace. Como discípulos misioneros, las nuevas generaciones están llamada a transmitir a sus hermanos jóvenes sin distinción alguna, la  corriente de vida que viene de Cristo, y a compartirla en comunidad construyendo la iglesia y la sociedad.”  (DA 443)
Con su encarnación y vida, Jesucristo nos ha señalado el camino hacia la comunión: “Ámense los unos a los otros como yo los he amado” (Jn 15,12). Es el amor lo que une a la trinidad, los que da sentido a nuestra vida, lo que nos hace soñar. Y el amor de Dios es tan     grande que desborda a cada persona y nos acerca a los demás, para que mutuamente nos amemos con transparencia, con compromiso, con co-responsabilidad, sintiendo al otro como un verdadero hermano, como alguien que me pertenece…